El templo
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El zazen y el trabajo diario no se reducen únicamente a uno de tantos aspectos de la vida cotidiana. Por el contrario, el Zen se manifiesta y abarca las 24 horas del día. En Antaiji no encontrarás prácticas especiales, enseñanzas o técnicas de meditación exclusivas, ni siquiera comprensión u orientación espiritual de ningún tipo. Tampoco es el lugar idóneo para desentrañar los grandes misterios de oriente, vivir experiencias ocultistas o simplemente ampliar tus conocimientos sobre la cultura japonesa.
En este lugar podrás crear tu propia vida como bodhisattva, y, si bien se espera que vivas en armonía con el resto de practicantes, tú y solo tú, serás el único responsable de tu práctica. Es decir, nadie puede vivir tu vida por ti, o dicho de otra manera, nadie va a estar detrás de ti para limpiarte el trasero. Aquí se trata de renunciar a tus concepciones personales, de entregarte por completo a la práctica de la Vía. Por ello has de tener muy claro los fundamentos de tu práctica y los motivos que te traen hasta aquí. Si esperas encontrar otras cosas que vayan más allá de lo que la vida misma nos ofrece cada día, aquí y ahora, es muy posible que te lleves una gran decepción. Asegúrate de conocer los motivos que te traen a este lugar. No te engañes a ti mismo ni a los demás.
En Antaiji, nuestra vida es el zazen, el estudio religioso, el intenso y duro trabajo físico, que son los pilares de nuestra práctica. Todas aquellas personas que de verdad se tomen en serio la práctica del Zen según la tradición de Dogen Zenji, fundador del Soto Zen, serán bien recibidas en este templo.
Podéis venir Antaiji: en primavera, entre el 26 de marzo y el 6 de julio, y en otoño, entre el 26 de agosto y el 26 de noviembre. Para más información sobre cómo solicitar y tramitar tu estancia aquí, visita nuestra página Estancias en Antaiji.
