Antaiji

Templo de Paz



Sobre las condiciones que llevaron a Kodo Sawaki a su grandeza


Han pasado más de 20 años desde la muerte de Kodo Sawaki, figura líder en el mundo del Zen, desde los años 20 hasta 1965 y. todavía hoy, podemos percibir su gran influencia en la sociedad.

Nació en 1880 en la Prefectura de Mie y creció en un entorno extraordinariamente pobre y difícil. Japón atravesaba un proceso de reforma política y la nueva nación todavía carecía de una base estable. Durante aquella época incierta, cuando sólo tenía 4 años de edad, falleció su madre, y a los 7 años también murió su padre repentinamente. Los cuatro hermanos y hermanas fueron repartidos entre diferentes parientes o se hicieron sirvientes. Sawaki Roshi, que de niño se llamaba Saikichi, fue a parar a la casa de su tío, pero este también murió 6 meses después, así que Sawaki fue de nuevo adoptado por Sawaki Bunkichi, quien oficialmente llevaba un negocio de farolillos de papel en la ciudad de Isshinden, pero que en realidad se ganaba la vida con el juego.

Allí fue donde Saikichi pasó sus 4 años de escuela primaria. Como empezó tarde, no terminó la escuela hasta los 12 años. Trabajaba haciendo recados para sus padres adoptivos. Vivía en el entorno del mundo del juego pues vendía tortas de arroz en los casinos y cuidaba las sandalias de los invitados. En una ocasión fue testigo de cómo un hombre de unos 50 años, que había comprado los servicios de una prostituta de 18 años, moría de un ataque al corazón, y cómo su mujer exclamaba a la mañana siguiente: “¡incluso muerto me tiene que poner las cosas tan difíciles – y en un lugar así!”

Ya desde niño, Saikichi conocía bien la trastienda de este nuestro mundo tan complicado. Poco después de terminar la escuela primaria, surgió una terrible pelea entre unos setenta gángters que se disputaban sus territorios. Su padrastro era el encargado de media en la disputa pero el miedo le impidió llevar a cabo su misión y fue el mismo Saikichi quien, bajo la intensa lluvia y en mitad de la noche, atravesó el sangriento campote batalla y logró alcanzar a los malhechores que había huido y se encontraban a 10 kilómetros de distancia. Desde aquella noche, su padrastro comenzó a temerle y dejó de pegarle.

A pesar de crecer en tal entorno, Sawaki Roshi tuvo otros modelos de conducta, como la familia Morita, que a duras penas conseguía sobrevivir en un viejo almacén. El padre reparaba pergaminos de caligrafía, y el hijo estudiaba pintura tradicional japonesa. Saikichi se sentía atraído por esta familia que, a pesar de vivir en la extrema pobreza, conservaba algo muy puro.

Así que comenzó a frecuentar la casa de los Morita. Estudió historia y literatura antigua japonesa y china con el padre de la familia. Y además de esto, aprendió la gran verdad de que en la vida hay cosas más importantes que el dinero, el estatus o la fama. Al cabo de los años, el mismo Sawaki Roshi decía que aquella fue la semilla que más tarde daría fruto a su vida.

Al acabar la escuela, Saikichi se hizo cargo del negocio de los farolillos de papel, manteniendo así a sus hedonistas padres adoptivos (su madrastra había sido prostituta). Sin embargo, comenzaba a vislumbrar una nueva vida. Se preguntaba si aquella vida estaba bien, si lo próximo era casarse y trabajar para mantener una familia. En medio de esta confusión se mente claramente anhelaba la vía.

La primera vez que se escapó de la casa de sus padres adoptivos se fue con un conocido a Osaka, pero al poco tiempo, le encontraron y le llevaron de vuelta. Por eso decidió que la próxima vez se iría tan lejos que nadie sería capaz de encontrarle nunca.

A la edad de 16 años, con 3 kilos de arroz a la espalda y 27 yenes en el bolsillo, partió guiado por la luz de un único farolillo hacia el templo de Eiheiji en Echizen, masticando el arroz crudo durante el largo viaje. En Eiheiji no quisieron ser partícipes de su escapada y le negaron la entrada. Pasó dos días y dos noches a las puertas del templo con la esperanza de que oyeran su súplica: “por favor, ordénenme monje o déjenme morir a las puertas de Eiheiji”. Finalmente fue aceptado como ayudante en el taller. Más tarde trabajó en Ryuunji, el templo de uno de los sacerdotes principales de Eiheiji.

En cierta ocasión, durante un día libre, decidió hacer zazen en su habitación. Por casualidad entró una mujer que ayudaba en las labores del templo y se inclinó respetuosamente hacia él como si fuera el mismísimo Buda. Lo cierto era que aquella mujer siempre le estaba mansurreando, tratándole como si fuera el chico de los recados. ¿Qué fue lo que la impulsó a inclinarse ante él con tantísimo respeto? Por primera vez, Sawaki Roshi comprendió la enorme dignidad y nobleza inherentes a la postura de zazen y decidió hacer zazen el resto de su vida. Ya de mayor, Sawaki Roshi solía decir que había estado perdiendo el tiempo toda su vida con zazen. Aquel incidente supuso el punto de partida de su forma de vida.

Diversas circunstancias hicieron que su deseo de ser monje le fuera finalmente concedido y fue ordenado en Soshinji, en Kyushu. A los 19 años, entró en Entsuji, Tanba, como monje Zen ambulante, unsui, aunque tan solo permaneció en el lugar un par de semanas. Desde allí fue enviado a otro templo donde conoció a Fueoka Ryoun Roshi, a quien decidió seguir debido al gran entendimiento entre ambos. Fueoka Roshi había estudiado durante años con Nishiari Bokuzan Zenji, un gran maestro de la Era Meiji (1868 - 1912), y cuanto más tiempo pasaban juntos, más le atraía a Sawaki su carácter franco y directo. Las charlas de Fueoka Roshi sobre el Gakudoyojinhu, el Eiheishingi y el Zazenyokinki, fueron la base de su práctica de shikantaza posterior.

En aquella época, 1904, estalló la guerra ruso-japonesa y Sawaki fue llamado a filas, donde fue condecorado con la medalla de plata. En 1906, a los 26 años, volvió a Japón. Después de la guerra – ya bastante tarde para su edad – entró en la Academia de Estudios Budistas en su ciudad natal y, posteriormente en el seminario de Horyuji, en la Prefectura de Nara, donde estudió filosofía Yogacara (1) con el abad Saeki Join Sojo.

A la edad de 34 años, y ya con cierta perspectiva de las enseñanzas Budistas, comenzó a practicar zazen en solitario desde la mañana hasta la noche, en Jofukuji, un templo abandonado en Nara. Fue allí donde shikantaza caló hasta lo más hondo de su ser, de su carne y sangre. En 1916, cuando tenía 36 años, Oka Sotan Roshi, le nombró maestro de los monjes de Daijiji, Higo. Tras la muerte de Oka Roshi, Sawaki vivió solo en la Montaña de Mannichi, Kumamoto, y tomando este lugar como base, comenzó a viajar por todo Japón enseñando zazen y dando charlas. A los 55 años, fue nombrado catedrático de la Universidad de Komazawa. Al mismo tiempo se hizo godo (profesor principal) de Sojiji, uno de los dos templos principales de la Escuela Soto. Fue allí donde comenzó el periodo de mayor actividad de Sawaki Roshi.

En aquella época en la cual el “Zen” estaba prácticamente reducido al koan Zen de la Escuela Rinzai, Sawaki Roshi se entregó enteramente a shikantaza tal y como lo enseñó Dogen Zenji. Teniendo en cuenta la historia del Budismo japonés, cabe resaltar que fue Sawaki Roshi el primer maestro de nuestra era que reintrodujo shikantaza en su forma más pura, haciendo renacer esta práctica, que pasó a adquirir misma validez que el koan Zen.

Al no vivir nunca en un mismo templo ni escribir ningún libro, la gente comenzó a llamarle “el sin-hogar Kodo”. En 1963 sus piernas perdieron la fuerza necesaria y tuvo que renunciar a viajar. Se retiró a Antaiji donde murió en 1965 a la edad de 85 años.

Para aquellos que quieran saber más sobre la vida de Sawaki Roshi, existen numerosas biografías en japonés. Aquí solamente he querido reunir algunos detalles de su vida para dar una idea general a aquellos que no saben nada de él, como el carácter de su padrastro, la familia Morita, sus experiencias de zazen en Ryuunji y su encuentro con Fueoka Roshi – en resumen, las semillas que hicieron floreces la vida de Sawaki Roshi.


1: Filosofía Yogacara, yuishiki en japonés, conocida como la filosofía de solo-mente (no hay nada que el humano experimente que no sea una creación de la mente).

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